Breve historia del cine suizo

Una breve (y apasionante) historia del cine suizo

El cine suizo es modesto en comparación con la gran industria de Hollywood, pero juega un rol clave en la definición de la identidad del país. Acompáñanos a conocer algunas de las películas clave de cada etapa.

En los inicios, todo el cine que se pasaba en Suiza era importado. Corría el año 1896, apenas meses después de la invención del cinematógrafo de los hermanos Lumière, cuando el fotógrafo Maurice Andreossi comenzó las proyecciones inaugurales en una sala ubicada en Ginebra. El primer largometraje suizo recién llegaría en 1917 con Der Bergfuhrer, de Eduard Bienz, la cual se anunciaba como “una película para los suizos que aman sus montañas y para los extranjeros que quieren conocer nuestras montañas”.
El crecimiento del cine suizo continuó con el estreno de Bünzlis Großstadterlebnisse, la primera película hablada producida en el país. Dirigida por Robert Wohlmuth, narra las historias de un hombre serio que responde a un anuncio en busca de actores y pronto se sumerge en el sorprendente mundo del cine.

Breve historia del cine suizo

Guerras y montañas

En 1937, el gobierno comenzó a subvencionar fuertemente a las industrias culturales, y en los años siguientes el cine suizo experimentó su primera época dorada, con obras como Fusilier Wipf (1939), Gilberte de Courgenay (1941) y Die Missbrauchten Liebesbriefe (1940). Fue por aquel entonces que el director Leopold Lindtberg alcanzó la consagración internacional con Die letzte Chance (1945), conocida en Hispanoamérica como La última puerta o La última oportunidad. Este film, sobre un grupo de refugiados que huye de la Segunda Guerra Mundial, se alzó con el premio mayor en el Festival de Cine de Cannes y hasta ganó un Globo de Oro en los Estados Unidos.

La última oportunidad fue premiada en Cannes y se alzó con un Globo de Oro.
La última oportunidad fue premiada en Cannes y se alzó con un Globo de Oro. © Cinémathèque suisse


Una suerte de “regreso a los orígenes” tuvo lugar la década siguiente, cuando Luigi Comencini estrenó Heidi (1952), película enormemente popular situada en el escenario montañoso de los Alpes. Basado en el libro infantil de la escritora suiza Johanna Spyri, Heidi vendió más de 550.000 entradas en Suiza y sumó otro millón en Alemania. Su segunda parte, Heidi y Pedro (1955) fue la primera película suiza a todo color.

Las películas de Heidi de la década del '50 fueron inmensamente populares.
Las películas de Heidi de la década del '50 fueron inmensamente populares. © Cinémathèque suisse

 

La nueva ola

A mediados de la década del cincuenta, e inspirados por la Nouvelle Vague francesa (liderada, entre otros, por el suizo Jean-Luc Godard), un grupo de jóvenes cineastas comenzó a filmar películas con un estilo visual más dinámico y experimental. El “Groupe 5” de Ginebra –integrado por Alain Tanner, Claude Goretta, Michel Soutter, Jean-Louis Roy y Jean-Jacques Lagrange– desarrolló un interesante esquema de colaboración mediante el cual compartían actores y compositores. “En Suiza no existían las escuelas de cine. Los directores a menudo eran autodidactas o aprendían el oficio en el exterior”, explica Ivo Kummer, responsable de la sección de Cine de la Oficina Federal de Cultura.

De este período son Tschechow ou le miroir des vies perdues (1965), A propos d'Elvire (1965) y Charles mort ou vif (1970). Esta última cuenta la historia de un cincuentón que dirige una pequeña fábrica de relojes suizos y un día se da cuenta que ha desperdiciado su vida porque el negocio no le interesa.

Charles mort ou vif es una de las obras inaugurales de la nueva ola suiza.
Charles mort ou vif es una de las obras inaugurales de la nueva ola suiza. © Cinémathèque suisse

 

Éxito comercial e internacional

A partir de fines de la década del setenta el cine suizo ingresa en un período de altibajos, que no obstante cuenta con algunos hitos de importancia. En 1978, la comedia suiza Die Schweizermacher, dirigida por Rold Lyssy, se convirtió en un éxito absoluto de taquilla, arañando el millón de espectadores solo en Suiza. En 1981, una coproducción suiza, austríaca y alemana titulada Das Boot ist voll (“el bote está lleno”) abordó de manera muy valiente la restrictiva política del país en materia de asilos durante la Segunda Guerra Mundial. Dirigida por Markus Imhoof, estuvo nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera y a la fecha es considerada uno de los clásicos de la historia del cine suizo.

Das Boot ist voll generó gran controversia tras su estreno en Suiza.
Das Boot ist voll generó gran controversia tras su estreno en Suiza. © Cinémathèque suisse

 

En 1990, el drama Reise der Hoffnung del aclamado realizador Xavier Koller (traducido en español como Viaje a la esperanza) se convirtió en el único film suizo en ganar un Óscar a la mejor película de habla no inglesa.

 

Joyas del cine documental

Desde hace varios años, el Festival de Cine de Locarno ofrece un amplio espacio al cine documental, un área donde han brillado grandes directores suizos como Richard Dindo, oriundo de Zúrich. En La ejecución del traidor a su patria Ernst S. (1976), Dindo y su colaborador Niklaus Meienberg abordan el fusilamiento de un presunto agente nazi en la década del cuarenta, tema que generó controversia tanto en Suiza como en el extranjero. Otro documental suizo muy popular fue Mani Matter – Warum syt dir so truurig? (2002) de Friederich Kappeler, basado en la vida del cantautor y poeta Mani Matter, el cual atrajo a más de 140.000 espectadores, una cifra altísima para una obra de ese género.
En esta línea no puede dejar de destacarse el recorrido de More than Honey (2012) de Markus Imhoof, film que explora el alarmante proceso de desaparición de las abejas. Se estrenó en varios festivales y se convirtió en el documental suizo más exitoso de todos los tiempos.

More than Honey fue la película suiza más vista de 2012, un logro llamativo para un documental.
More than Honey fue la película suiza más vista de 2012, un logro llamativo para un documental. © Cinémathèque suisse

 

El futuro

Sister (2012) de Ursula Meier es tal vez el ejemplo más acabado del nuevo cine suizo, que con un estilo seco pero audaz narra la dura vida de un joven y su hermana mayor en un pueblo al pie de las montañas. Al año siguiente fue bien recibida Les grandes ondes (à l'ouest) de Lionel Baier, una película con un estilo más descontracturado y cierto aire indie sobre un equipo de la radio estatal suiza que se ve involucrado en la Revolución de los Claveles en Portugal.

Sister ganó 12 premios internacionales, incluyendo el prestigioso Oso de Plata en la Berlinale.
Sister ganó 12 premios internacionales, incluyendo el prestigioso Oso de Plata en la Berlinale. © Cinémathèque suisse

 

Más recientemente, los cineastas Sergio Da Costa y Maya Kosa estrenaron Bird Island (2019), un film a mitad de camino entre el cine documental y la ficción que obtuvo diferentes nominaciones en los festivales de San Sebastián y Mar del Plata.
La pandemia del coronavirus puso un freno a la industria cinematográfica. Mientras las salas permanecían cerradas creció el número de usuarios interesados en ver películas suizas por medio de plataformas en línea como Cinefile, Filmingo o Artfilm. Esta suerte de pausa obligada tal vez sea la oportunidad perfecta para ponerse al día y conocer la riquísima historia del cine suizo.

Fuentes: SWISSFILM, ProCinema, Suiza Turismo, Swissinfo


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