Bains des Pâquis

El espíritu libre de los Baños de Pâquis en Ginebra

Desde 1932, el corazón del puerto de Ginebra alberga un extraño crucero de hormigón armado que nunca abandona su puesto. ¿Cuál es su propósito? Ofrecer un lugar cálido y amigable de descanso y relajación a pasajeros de todos los ámbitos. Los 365 días del año miles de personas acuden desde todos los rincones de la ciudad para comer, nadar o simplemente dar un paseo por este espacio de libertad celosamente guardado.

Ya sea que quieran escapar del gris urbano de la ciudad, recargar baterías, reunirse con viejos amigos o hacer amigos nuevos: nadar no es lo único en el menú en los Baños de Pâquis. "¿Por qué no vamos a comer fondue a los Bains?" es algo que tarde o temprano oirán si viven en Ginebra. Y aun si uno no es fanático del queso derretido, se puede visitar el lugar por su atmósfera, la imponente vista del famoso chorro de agua y el Mont Blanc y el sol que se refleja en la superficie del lago (sabiendo además que habrá otros platos de alta calidad a un precio más que razonable).  

Nadadores

 

Mientras el resto de los establecimientos de Ginebra caen víctimas de la inflación, no parece haber afectado mucho aquí. ¿Quieren un café? En los Baños solo les costará dos francos con cincuenta. Los platos del día son caseros y contienen muchos ingredientes frescos. Además, tienen nombres sorprendentes para un simple bar de playa (en el menú del día es posible encontrar paccheri con salsa de parmesano y crema de calabaza o spaghetti con mejillones del Mont-Saint-Michel). ¿El precio? 14 francos o 10 francos para los jubilados, desempleados o discapacitados. Los precios están atentamente monitoreados de forma muy prolija por la Asociación de Usuarios de los Baños de Pâquis (AUBP).

Un espacio de libertad, contra viento y marea

La AUBP nació a partir de una campaña popular lanzada en 1987 contra la llamada modernización de los Baños, que en realidad era un proyecto para demoler el lugar y reconstruirlo de cero. 

The Bains des Pâquis in 1932
Los Baños de Pâquis en 1932 © Bibliothèque de Genève / F.H. Jullien

 

El barrio de Pâquis se movilizó rápidamente y pronto se le unieron intelectuales, artistas y personas muy conocidas de toda la ciudad. "El objetivo del proyecto era transformar los Baños en un lugar para hoteles con una clientela completamente diferente en mente", recuerda Armand Brulhart, que es miembro de la AUBP desde su fundación y es un testimonio viviente de la historia de la asociación. "Descubrimos que hasta los más pudientes de la ciudad tenían debilidad por los Baños, en parte porque era el lugar donde la mayoría de los niños habían aprendido a nadar y donde las escuelas locales se turnaban para ir a practicar natación". Gracias al sistema de democracia directa de Suiza, la AUBP pudo presentar una contrapropuesta que en septiembre de 1988 fue apoyada por la inmensa mayoría de los ciudadanos de Ginebra. Las autoridades municipales se vieron obligadas a retroceder y el proyecto de renovación de la AUBP, que apuntaba a preservar la sobria arquitectura de los Baños inspirada en el estilo Bauhaus, siguió adelante.

Este episodio de resistencia pacífica forma parte del ADN profundamente democrático, incluso libertario dirían algunos, de los Baños. De hecho, aun en la actualidad se pueden ver vestigios de esos tiempos, aunque la mayoría de los visitantes no lo notan, como en la etiqueta de las botellas de vino tinto, blanco y rosado, que muestran un pulpo que trata de apoderarse con sus largos tentáculos de un espacio público accesible para todos. 

Poster by illustrator Exem against the destruction of the Bains des Pâquis
Póster del ilustrador Exem contra la destrucción de los Baños de Pâquis 1988 © EXEM

 

Pero no fue solo una renovación estructural la que se llevó a cabo en los Baños en los años 90; también se lo transformó de una simple piscina de verano en un lugar muy solicitado para reuniones, espectáculos y eventos socioculturales, abierto al público todo el año.  La larga lista de actividades que se ofrecen en los Baños, ya sea en el agua o en tierra firme, ahora también incluye lecturas de poesía, debates filosóficos, conciertos y exposiciones, y continúa deleitando a todos los visitantes, jóvenes y mayores, como lo hacía hace más de un siglo. 

Lo que todos realmente querían era mantener los Baños como un lugar para la gente y revivir la cultura, crear una especie de patchwork de cultura, religión e ideas

explica Philippe Constantin, uno de los primeros en unirse a las filas de la AUBP antes de convertirse en su coordinador y ahora director. "Si bien el éxito de los Baños se debe a muchas cosas, estos eventos culturales gratuitos son clave. Todos están invitados a participar. Los Baños no son solo un lugar para beber, hacer fiestas o saltar al agua; son mucho más que eso".

Diversa, cosmopolita y tolerante: la sociedad tal como es

Ir a los Baños también significa darse un baño de diversidad en una multitud donde los orígenes étnicos, sociales y religiosos se han borrado. Es un poco como el servicio militar suizo: un lugar donde jardineros, recolectores de basura y panaderos se codean con abogados, banqueros y empleados públicos internacionales, pero sin la jerarquía ni los uniformes. Se puede acudir en traje de baño y chancletas o en traje y chaleco. También se puede ir como Dios nos trajo al mundo, siempre que nos quedemos en el sauna en invierno o nademos toda la vuelta alrededor de los Baños sin salir del agua (sí, es posible, pregunten a los nadadores).

"Si todos están desnudos o solo llevan un traje de baño, las distinciones de clase desaparecen", afirma Constantin. "Por eso también tenemos mesas largas en el restaurante, para que todos se sienten juntos. Los Baños son un reflejo de la sociedad tal como es".

En una ciudad que es sede de numerosas organizaciones internacionales, como la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Comité Internacional de la Cruz Roja, es común oír hablar en diferentes idiomas. Esto no sucede solamente en la terraza del restaurante sino también en el estrecho espacio detrás del bar, un verdadero crisol de nacionalidades, culturas e intereses. 

Clients of the Bains des Pâquis
© Miguel Quintana

 

"Hola, ¿cómo estás?", dice el camarero en francés o en inglés, portugués, español, kurdo, árabe o indonesio, sonriendo a pesar de la concentración necesaria para servir tres platos del día en la mesa correcta mientras esquiva a un colega que está cambiando un barril de cerveza y otro que está recargando el refrigerador. "¡Chaud!" (en el típico francés de las cocinas) es lo que se grita con más frecuencia, tanto como advertencia para los demás y como medio de autoprotección para no quemarse.

"Es como un enorme crisol", dice Laurent Grégoire, que trabaja como chef en los Baños desde 2014. "Es increíble trabajar con gente de tantos orígenes étnicos y religiosos diferentes y ver que de todos modos podemos lograr algo cuando trabajamos todos juntos. Es lo más positivo de todo. Hacer que todos se adapten a normas comunes de respeto puede ser complicado, pero generalmente lo logramos una vez que tuvieron un poco de tiempo para meterse en el espíritu del lugar y ver cómo funciona".

Nuevas oleadas de resistencia

El alcance global de la ola más reciente que sacudió a la comunidad de los Baños no perdonó a Ginebra tampoco: la pandemia de COVID-19. Pero nuevamente el concepto de resistencia fue clave para movilizar a las personas para mantener el buque a flote: resistir y enfrentar a los enemigos invisibles de la melancolía, el temor y el aislamiento mediante la alegría de vivir, el espíritu comunitario y la risa frente a la adversidad.

Mientras se está a la espera de días mejores, el lema de Ginebra post tenebras lux (después de la oscuridad, la luz) parece haberse reafirmado, al menos en espíritu, con el lema más acuático de París: fluctuat nec mergitur (batido por las olas, pero no hundido).

Durante los largos meses de confinamiento, Constantin durmió solo en los Baños cerrados al público. "Queríamos tener un capitán a bordo al mando del buque". Publicó su primer posteo provocativo muy pronto, en marzo de 2020, "contra el virus y todo lo que estaba sucediendo": una lectura de poesía en vivo en la página de Facebook de los Baños. "Tuvimos que resistir para existir", dice. Entre los confinamientos y las reaperturas, el buque permanece firmemente amarrado, a pesar de la constante incertidumbre. "Pasamos de ser los Baños de la resistencia a los Baños de la resiliencia".

La bandera de los Baños, creada durante el confinamiento en 2020, flamea como demostración de la naturaleza no violenta de la resistencia. Roja y blanca, al igual que la bandera nacional, lleva un corazón en lugar de la cruz suiza. Y sobre el trampolín de 10 metros se ve como un desafío silencioso una simple palabra: "poesía".

Estilo pecho o clavado: usted elige

Ya sea que uno pase por el lugar, se quede un rato o trabaje en los Baños, es lo mismo que para los nadadores omnipresentes: darse un chapuzón y retozar en la superficie, disfrutar el hermoso paisaje o sumergirse en las profundidades para descubrir lo que está oculto debajo. En los Baños, uno puede elegir cuándo ir, con quién encontrarse y qué hacer allí, sabiendo o sin saber qué es lo que sucede detrás de escena. Todo está allí, para el disfrute de la comunidad. Tal vez de eso se trata el espíritu de los Baños.

© Miguel Quintana

 

Un agradecimiento especial a Armand Brulhart y Eloi Contesse del Centre d’iconographie, Bibliothèque de Genève por las ilustraciones.

Imagen de portada: © JF Vercasson

Imágenes del artículo: © Miguel Quintana