Mujeres corriendo

Deportes de resistencia: mujeres suizas en la cima

Las mujeres suizas se enucentran al tope de sus disciplinas en triatlón, esquí de montaña, senderismo, orientación y ciclismo de montaña, pero no son muy conocidas. Entonces, ¿qué mantiene a estas duras atletas en marcha (y ganando)?

El 25 de octubre de 2019, Judith Wyder ganó la maratón Annapurna Trail en Pokhara, Nepal. Era su debut en skyrunning tras practicar orientación (orienteering), disciplina en la que consiguió seis veces el título mundial. Se alzó con la edición 2019 del Golden Trail World Series, por delante de Maude Mathys del Cantón del Vaud, tres veces campeona europea y la ganadora de la carrera de montaña Sierre-Zinal del último verano.

En octubre pasado, se depositaron grandes esperanzas en Daniela Ryf de Solothurn, quien obtuvo un decepcionante 13º lugar en el Ironman World Championship en Hawaii, luego de salir primera durante cuatro años consecutivos. En Niza el mes anterior, Ryf se había asegurado su quinto título mundial en la distancia Half Ironman (4 horas y 23 minutos). El título en la maratón de distancia olímpica, más corta, está en manos de Nicola Spring, de Zúrich, quien se alzó con el oro en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012. La atleta de San Galo Jolanda Neff todavía espera su oro olímpico. Esta atleta de 26 años y quíntuple campeona mundial en mountain bike cross-country clasificó en octubre para los próximos Juegos Olímpicos de Tokio.

Una ciclista en el Furka-Pass

Las atletas definitivas

No hay nada de nuevo en esta multitud de mujeres suizas compitiendo en el más alto nivel en tantas disciplinas de resistencia. Con sus 23 títulos, Simone Niggli-Luder de Berna dominó la disciplina de la orientación como nadie antes en la historia. Natascha Badmann fue la primera triatleta en ganar el Ironman World Championship. Repitió la hazaña seis veces a lo largo de su carrera. Joanna Ryter ahora está siguiendo sus pasos. La atleta de 25 años de Neuchatel acaba de alcanzar el podio en el circuito profesional por primera vez en su carrera, un año después de imponerse en la categoría sub-23 del Hawaii Ironman.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación compartida por Joanna (@joanna_ryter) en 2018.

 

Entre las debutantes más prometedoras en la máxima categoría se encuentra Marianne Fatton (23) de Neuchatel, campeona junior de esquí de montaña en 2017 y doble medallista de bronce la primavera pasada en la serie ISMF SkiMo World Championships en Villars. En mayo de 2019, otra atleta de Neuchatel, Loanne Duvoisin, ganó el título mundial M23 de cross triathlon celebrado en Pontevedra, España, dos días luego de la victoria de Delia Sclabas de Berna.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación de Loanne Duvoisin (@loanneduvoisin) de 2019.

 

Los beneficios de ser suiza

¿Son las mujeres suizas las keniatas de carrera de montaña o las jamaiquinas del esquí de montaña? "En triatlón, si vienes de Suiza es algo bueno, es cierto," dice Joanna Ryter. ¿Cuáles son entonces los beneficios de ser suiza? "Tenemos las condiciones adecuadas, con todo tipo de terrenos de fácil acceso. Los lagos y las piscinas no están muy contaminados, las carreteras son relativamente seguras para hacer ciclismo. No parece muhco, pero en el extranjero a veces somos reacios a salir a entrenar antes de las competiciones."

En la ciudad de Zug, la expresentadora de televisión Janine Geigele maneja las relaciones públicas de muchas atletas, incluyendo Daniela Ryf, Nicola Spirig y Jolanda Neff. ¿Qué tienen estas atletas en común? "A menudo me he hecho la misma pregunta," dice Geigele. "Creo que la explicación surge si armamos el rompecabezas: el talento, la gente que te rodea, la infraestructura, talent, el potencial de encontrar esponsors en un país rico. Lo que observé hasta el momento es que hay un montón de contactos entre estas atletas. Por ejemplo, fue Nicola Spirig quien le recomendó a Daniela Ryf de trabajar con su entrenador, Brett Sutton, en un momento difícil de su carrera. También sé que si alguna de ellas queda embarazada, puede preguntar y recibir muchos consejos de aquellas que experimentaron lo mismo."

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación de Daniela Ryf (@danielaryf) en

La cultura del ingenio

En otros países, los excelentes resultados pueden explicarse a partir de federaciones bien estructuradas. Es el caso, por ejemplo, de Francia, donde alrededor de 200 atletas garantizan el éxito en el biatlón. En Suiza, es más bien lo contrario. "No tenemos esta cultura de deportes de élite y las atletas a menudo quedan libradas a su suerte," dice la exmaratonista y triatleta Magali Di Marco. "Una campeona como Maude Mathys nunca tuvo un verdadero sistema en el cual apoyarse, pero en estos deportes donde las federaciones no son para nada poderosas, eso no fue necesariamente una desventaja. Pasar nueve meses al año en Magglingen (el Instituto Suizo del Deporte) no es para cualquiera..."

"No es mucho mejor en triatlón, incluso tratándose de una disciplina olímpica," dice Joanna Ryter. En Suiza, ayudamos un poco a la próxima generación, pero no particularmente a las atletas de élite. Deben recaudar sus propios fondos y arreglárselas, lo cual puede ser una ventaja porque sos libre de elegir tu programa, tu entrenador y tus equipos." Para Di Marco, eso es lo que nos hace fuertes en deportes poco conocidos, "siempre y cuando los otros países no empiecen a derivar fondos hacia esas disciplinas."

Un área de entrenamiento de alto nivel

El excampeón de triatlón Grégoire Millet es profesor del Instituto de Ciencias del Deporte en la Universidad de Lausana. "En un nivel general, Suiza es un país que ostenta un nivel de actividad física mayor al promedio y menores niveles de obesidad. Existen muchas competencias populares y grandes eventos, por lo que podemos hablar de un área de entrenamiento de alto nivel", he says.

Pero el reconocido especialista en entrenamiento de altura no acuerda con la teoría que sostiene que las mujeres suizas son naturalmente mejores en deportes de resistencia. "No existe una presencia suiza mayoritaria en maratón o en esquí nórdico, donde hay muy pocas atletas esperando para tomar el lugar de Nathalie von Siebenthal, quien acaba de retirarse. Incluso aquellos deportes con una alta densidad de atletas suizas son – con la excepción del triatlón – deportes menos globalizados o disciplinas no olímpicas, en la que muchos países invierten. Así que hay menos competencia."

El entrenador e historiador Pierre Morath no se anda con rodeos. "Estos son deportes para los ricos; son caros y ofrecen una escasa ganancia económica". Para el documentalista, estos deportes demandan el tipo de patrocinio independiente practicado por los aristócratas del siglo pasado. "Para las mujeres, esto también supone un grado de autonomía y empoderamiento que uno no encuentra en todos lados. Y estamos hablando de deportes relativamente nuevos atados a menudo a las nuevas tecnologías, lo que requieren la existencia de una clase media pudiente. Sin querer minimizar sus logros, cuando uno mira a todas estas condiciones, queda claro por qué Suiza y las mujeres suizas triunfan".

Inspirándose en Noruega

Para demostrar una verdadera propensión al éxito en estos deportes, Grégoire Millet dice que Suiza debería aprender de Noruega, "un país que se encuentra a la vanguardia en el apoyo a la investigación científica aplicada al reporte de élite" y que obtiene buenos resultados en todas las disciplinas de resistencia siendo un país con población y estándar de vida similares a los de Suiza. Para este académico, "aquí existe una una falta de visión compartida y de investigación aplicada. Unos diez puestos de doctorado asociados a federaciones que proporcionen la mitad de los fondos ya sería un gran paso en la dirección correcta".

Mientras tanto, estas mujeres suizas poseen la mentalidad para triunfar y se las arreglan bastante bien por su cuenta. "En todos estos deportes el carácter juega un gran rol", sostiene Joanna Ryter. "Suelo decir que tu cuerpo es el que te lleva hasta la línea de llegada, pero es tu cabeza la que te permite cruzarla. Quizás en Suiza obtenemos esto a partir de nuestra educación: la capacidad de seguir adelante."

Traducción de un artículo de Laurent Favre, publicado en Le Temps en octubre de 2019.